
Ayer
en la pintura de mi corazón
supe que tengo la gran dicha
de poder tenerte y observarte allí
sentada y desnuda.
Puedo ver tu perfume sabor ternura
y entender aquí
que tu amor es tan puro
como las blancas montañas
que embellezcan cubriendo el horizonte.
Junto con ellas te veo a ti
plasmado y unida
con la belleza de la vida
y llena de los sentimientos
más puros muy bien envidiados.
No, no me canso de mirarte
y tocar y tocar tu belleza de mujer,
inspirando estos versos
impregnados por tu fina belleza
amándote a ti brillante doncella
al que el poeta admira y que
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