Han pasado muchas
décadas
desde la
huida de este personaje,
aquel
forjador de una amistad
cual hombre
era su fortaleza.
En aquellos
días de lluvias alegres
caen en
gotas los recuerdos de tu nombre,
lazos que
se derriten como granizos al sol
momentos de
gratitud
esfumados
en las plegarias.
La amistad lamentablemente
se derrite
los núcleos
de confianza
eran inquebrantables,
los errores
cayeron
como lágrimas
desde las nubes
veinte te
quiero inolvidables,
ahondan los
recuerdos
tras la
lluvia de la tarde.
La
ignorancia también hizo lo suyo,
se quedó en
tu vida
para quizás
ponerle una venda a tus ojos.
El hombre
cava su tumba del arrepentimiento
y sepulta
una hermandad eterna.
No puedo
confiar en las vueltas de la vida,
pues bien a
mi soledad
le hace
falta un abrazo tuyo.
Lazos
disueltos en un rencor inocuo
vosotros éramos,
los
recuerdos están incrustados en estas letras.
Esta huida
provocada
es una
profunda lápida para una disculpa.
Ya hace el
poeta caminado en solitario
esa pintura
se hace incolora,
en este
manifiesto poético circulas,
me siento
lleno de gratitud con solo verte pasar
que en tu
vida abunde la bondad.
Mi gran
amigo, que tengas buen camino.
Toda poesía se ampara en los derechos reservados del autor.
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